sábado, 7 de noviembre de 2009

Pues... porque sí.

Si toda mi vida he sido de tener amigos hasta en el infierno, poco a poco me he dado cuenta de que no merece la pena conservar aquellos que no llegan a cierto nivel. Todos tenemos a alguien al que vemos detrás de una cortina, sobre la cual se queda todo lo malo y conseguimos ignorarlo sin dificultades.

Los consejos están bien, pero son eso, consejos. Y yo sabré si debo seguirlos o no, aunque sea para hacer lo opuesto de lo que me has dicho. Puede que sepa o no sepa que lo que estoy haciendo está bien (eso es cosa mía y hasta ahí no llegan tus funciones), pero estoy seguro de que voy a actuar como me apetezca actuar en ese momento. Y de eso no tengo duda. Así nunca me arrepentiré, porque siempre he sido yo.

Forzar situaciones no está para nada bien. Del consejo al hecho estoy yo de por medio. Parece mentira.