martes, 5 de marzo de 2013

Círculos

Estos días me invaden las siguientes cuestiones: pertenencia al círculo y talento. Todos estamos destinados a formar parte de círculos para encajar en la sociedad. Y desde luego que se agradece cuando se está dentro, pero solo desde fuera se plantea uno el porqué de ese amoldamiento en círculos. 

No son círculos, son circos. Cada uno cumple su función. Mejor dicho, la función vacante. Porque rara vez se aprovecha el talento de cada persona. Sobre todo si ha estado un tiempo fuera del círculo. ¿Qué estará destinado para mí? ¿Será algo que utilice alguno de mis talentos? ¿O debería construirme yo ese destino? ¿Y si carezco de nociones de arquitectura o talento para la determinación? Mi propio ser me limita a creer en que en algún momento del futuro se abrirá una fosa vacante ante mí y no tendré otra opción más que formar parte de ella. ¿Pero cómo reconocer que esa será la definitiva? ¿Sería mejor dejarla pasar y aguardar la siguiente? La sociedad no te concede tanto tiempo. ¿Cómo salir del anonimato y que se te conceda el respeto por vivir fuera del círculo? Es imposible. Porque los de dentro no consideran a los de fuera, mucho menos otorgarles premios. Y los de fuera, si es que existen, se esconden como la más secreta de las organizaciones, dejando a los que nos debatimos entre ser parte del circo o vivir con valor fuera de él.

¿Se pueden adquirir talentos? De ser así no se verían venir de lo lento que marcharían. Pasará toda una vida para entender qué hacer con tu talento. Y será demasiado tarde. Las personas de mayor éxito por sus crímenes entendieron desde un principio su talento y lo aprovecharon al límite. Vivieron toda su existencia fuera del círculo, y la historia les recuerda como extranjeros en la sociedad. Pero yo les respeto por algo que nadie ha sabido respetar. Su talento para el mal e ir en contra de todos defendiendo sus convicciones. Y me preocupa que no se conozcan otros ejemplos en los que el deseo por ver los propios talentos aprovechados más que dictadores, sometedores y genocidas. ¿Es que no se puede aprovechar un talento de fuera del círculo sin acabar como ellos?