Me conozco tan bien que sé cómo engañarme.
Cuando me doy cuenta me giro rápido para acabar con él, pero desaparece. Al volverme de nuevo siento cómo se agarra a mi espalda. El muy cobarde solo se presenta cuando no hay nadie. Es la viva sombra mortuoria de Lovecraft.
En sus ojos veo el pasado y el futuro.
A veces en sueños consigo matarlo y veo lo que me está ocultando. Pero al final siempre madruga más que yo.
Algún día te conoceré muy bien y será tu fin. Pensaré como he querido vivir y cómo lo he querido. Solo por vivir entre párpados al morir.
O viviré en el intento.