Con las gafas en la mano dio media vuelta y comenzó a bajar la calle.
Bastaba con encontrar una canción que la dejara escapar,
Poder tocar cualquier objeto sin relacionarlo… sin más.
Con un pañuelo en el cuello continuó andando,
Llevando encima su dolor por miedo a perderlo o abandonarlo
Pero cubriéndolo con su pañuelo por la vergüenza de tenerlo.
Vergüenza… y orgullo
Por mantenerlo
Por conservarlo intacto durante tanto tanto tiempo.
-Seguramente sea verdad que quien algo teme algo debe…
A mí me asusta descubrirte un día
Porque yo no te debo nada
Pero tú a mí al menos tres besos
Intensos. Con cafeína.
Y volveré a la rutina de no poder dormir tranquila
O volveré a encontrarte inquieto y preso entre los pliegues de mis sesos.
Preso… y sin más deuda que tres o cuatro besos.
Y llegó al final de la calle… desde donde salían otras tres.
Y a ver ahora que hay que hacer…
-Voy a quitarme las gafas… a ver si la miopía me salva de ver tu cara en todas partes.
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1 comentario:
-Seguramente sea verdad que quien algo teme algo debe…
A mí me asusta descubrirte un día
Porque yo no te debo nada
Pero tú a mí al menos tres besos
Me gusto esta parte de tu escrito...
SALUDOS
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