Dar el salto al vacío... y no sentir la gravedad.
Vivir con gravedad... y sentir el vacío.
Hay preguntas que no deberian preguntarse porque son imposibles de responder. ¿Por que entonces tengo que hacerlas?
Estoy atado a mis palabras.
Y a mis oidos.
Y a mis labios.
Mis pies y manos solo quieren correr hacia un lugar.
Pero van ciegos.
Una y otra vez:
¿qué hice bien y qué hice mal?
Ojalá la cabeza sirviese solo para peinarse.
domingo, 6 de julio de 2008
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