martes, 20 de mayo de 2008

Sueño sin dormir, Alhambra.

Subida al tablao flamenco
se tornaron mis ojos negros,
piel azabache
alma gitana.
Y bailando mis recuerdos entre los volantes de la falda
hacían llorar al mantón negro que colgaba de mi cuello moreno,
de la utopía que unía mi cabeza al cuerpo.

Taconeaba sobre la madera hinchada de historias
cuando al volver la cabeza vi tu cara entre la gente,
tu mirada absorta.
Tu asombro...
que no comprendía.
Tu boca...
muda.

Subida al tablao flamenco
bailé tu agua y canté a tu risa en silencio,
con los volantes
con los recuerdos.
Y no podía creerlo,
no podía apartar la mirada...
¡ay si te perdía...!
No podía, si te miraba, bailar entre gitanas palmas.

Negro azabache, ojos de gata...
ya no escuchaban mis oídos ni aquel ritmo de guitarra,
sólo escuchaba gritar al alma
que fue el Destino quien te llevó a Granada.

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