Tengo tu foto cerca para poder tocarte la cara y ponerme a contar siempre que quiera.
Son tantas...
y yo tengo tantas ganas...
La tengo cerca para poder olerte sin que te des cuenta,
para pararme en los semáforos cuando se ponen más rojos que el corazón que guardo en mi puño.
Y te beso.
Te beso de lejos porque no te tengo.
Pero lo hago.
Lo hago porque aún quiero hacerlo.
Tengo otra foto al lado para ponerte esa cara cuando me mires,
para que caigas,
no me soportas la mirada…
Es una foto ilusa… siempre mira al mismo sitio... y por eso puedo poner esa cara tantas veces como quiera.
Guardo tu caligrafía,
tan parecida a la mía… para poder ver recuerdos escritos en una mesa o en la luna del coche… que esta noche brilla de una forma diferente… tan blanca y tal alta…
Tengo tus fotos porque en papel no te puedes tapar las orejas,
porque en papel nunca te vas ni te despides,
sólo te quedas ahí…
permances...
mientras te miro a los ojos sin que me veas.
Y aunque no puedas oírme yo te hablo,
muy bajito,
al oído para que no se escapen las palabras y puedas entenderme.
Y te beso.
Te beso de lejos.
Beso tu recuerdo mientras espero.
Y puede que deje de esperar.
Y quizá te siga besando igual.
Hay besos que uno no puede controlar, y yo tengo tu foto cerca, para poder cantarte mal y equivocarme, para guardarte los silencios mientras pienso de vuelta a casa.
De vuelta de todo... de vuelta de nada.
Y aunque tú no lo sepas…
Yo te beso.
Te beso de lejos porque no te tengo…
Te beso en silencio porque aún lo siento.
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