lunes, 21 de abril de 2008

Presos de Morfeo

No podía ver nada más allá de sus sueños, nada que no fuera su desbordante imaginación topándose con sus párpados cerrados, tan oscuros por dentro… tan sumamente blancos por fuera.
No podía ver nada físicamente pero sentía bullir dentro de ella algo inmenso.
No podía ver nada… pero sí que podía oler, y ese olor era inconfundible, Su olor, su tormento. Podía sentir, podían estremecerse sus entrañas cada vez que Su mano o Su aliento se acercaban a su nívea piel.
Podía percibir los movimientos, Su sombra inquieta delante de una pequeña lámpara.
Siempre pensó que esa luz tenue les daría la suficiente intimidad como para verse por dentro sin ruborizar sus sentimientos.

-Hoy quiero verte un poco más cerca… un día me contaste como se mezclaban al girar los dos colores de tu peonza cuando eras pequeño, lo orgulloso que te sentías del color que habías conseguido. Pintabas tu infancia dando vueltas. Sigue hablando, y pinta mi veintena dándome la mano.

Él estaba sentado al lado del sofá donde siempre se quedaba dormida ella entre mantas, pañuelos y libros a medias. Quería ser el poeta de sus versos, escribirle cartas en su blanca espalda, contar lunares como un lunático… una y otra vez… el número variaba, igual que el ritmo de su respiración.
Sólo la contemplaba dormir. No quería hacer nada más en ese momento. Cómo algo tan simple podía mantenerle tan sumamente ocupado era una de esas sensaciones que uno no quiere olvidar. Como cuando puedes pasar horas tocando el pelo y la cara de otra persona con la ilusión de la primera vez y la precisión de la última…
Sólo la contemplaba…
mientras ella salía del sueño poco a poco, mezclando todavía el olor real de él con los recovecos explorables de lo onírico.
No abrió los ojos.
Podía sentirle justo al lado, y aunque no le veía, pensó que durante el pequeño rato más largo del mundo dejaría que la mirara… tanto tanto que soñara sus sueños y pudiera entender lo que bullía por dentro.
Era algo inmenso.

2 comentarios:

Laura dijo...

sisi lo sé, es largo
pero es que a mí Morfeo no me quiere, no me acepta para dormir con él y en algo tngo que ocupar mi tiempo, que las horas de madrugada son más largas que de día.

Ibar dijo...

Quedas disculpada. Ojala siga sin acogerte Morfeo para poder leer estas cosas tan a menudo como ahora.

Con buena intencion, claro.