lunes, 8 de diciembre de 2008

Sistema métrico terminal

Siempre llamo
y cuelgo.
Yo llamo
y yo cuelgo.


Llama
y cojo.
Ella llama
y yo
siempre
cojo.


¿Es que acaso una llamada de teléfono o una cierta atención son unidades tan inabarcables?

martes, 4 de noviembre de 2008

Tópico de capricornio

Últimamente nada es lo mismo.

Estoy necesitando curas personales para repararme de toda la mierda que voy pisando. Hace 3 sábados que me inyecto sobredosis de autoestima quedándome en casa. Rechazo los mejores planes para demostrarme a mí mismo que tengo el control sobre ellos; que sé decir que no; en resumen, que me atrevo a decidir.

No sé a quien llamar. No sé a quién recibir. He encontrado una personalidad que es totalmente opuesta a la mía. Sólo sabe ver los problemas desde la propia perspectiva, pero su cerebro no es capaz de ponerse en el lugar de la otra persona, ni tan siquiera de observador omnisciente. No hay manera de hacer entrar en razón. Se cierra completamente a todo tipo de explicación. Se cree en posesión de la verdad "porque te lo digo yo" y las pruebas o las otras opiniones no valen nada. Su forma de ser le lleva a comentar con los demás todos los acontecimientos en busca de apoyo, que consigue mediante presión.

Pero las cosas son así, ahí están las pruebas. Pretendes hacer de ésto una discusión eterna porque solo ves lo que quieres ver. Modestamente hablando, me considero más sabio que tú en lo que concierne a las personas.Y si por evitar una mayor catástrofe tengo que darte la razón, lo haré. Al final, tendré yo que morderme la lengua para que tus momentos de gilipollas no se carguen la relación. ¿Es que tú no concibes el admitir nada? ¿Cuando pararás, el día en el que no hablemos y hayas puesto a todo el mundo en mi contra? Ni tan siquera ahí te detendrás.

Estoy más que harto de ser el único imbécil que parece preocuparse por evitar tensiones, pero no haces más que jugar con la cuerda. No convences a nadie con tus argumentos y tus gritos, y si te dan la razón es porque eres sumamente abrasivo. Te guardas cada gesto negativo --voluntario o involuntario-- para crear el perfil de cada persona y escupírselo a la cara el día que más te convenga.

Eres buena persona y simpático, pero la exposición prolongada a tu lado es cancerígena, te come por dentro y coarta la libertad de expresión. Eres de las pocas personas a las que no las digo mi opinión porque si es contraria a la tuya atacas creando dudas y bajando el autoestima. Las discusiones contigo se acaban por aburrimiento de la otra parte.

Realmente no me gustaría estar en el pellejo de aquel que decida soportarte más tiempo del que yo lo he hecho. Sería bueno que escuchases que transmites el cáncer, pero no te interesa lo más mínimo. Y yo, a partir de ahora, cada vez que ese virus que lanzas entre dentro de mí, voy a escupirte verbalmente para que te contagies con tu propio veneno; ya que no quieres nunca morderte tú mismo la lengua.

jueves, 30 de octubre de 2008

Ciento trece kilómetros

esto que ves, esto
que se encuentra ante tí
no es el océano.

ésta vastísima extensión de agua
donde cualquier cosa en su calma se distingue
no es tan sólo el líquido elemento.

si lo miras bien, dime,
qué ves
¿no es acaso también océano la espuma,
las rocas, la sal y los peces?
¿es eso lo que lo hace lo que es,
la suma de todas sus partes?
Mira un poco más, maldita sea.

acaso no ves la raya azul del horizonte,
todo lo que te separa, lo que te mece;
Lo que te ciega de ello, en pocas palabras.
Respira.


y eso es lo que se busca en el océano:
un espacio abierto y vacío
donde pudiera ocurrir cualquier cosa
pero no es
ni remotamente necesario.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Ficción de tu verdad

Entra el delirio con la luz anaranjada que se escurre por debajo de la puerta,
y susurra… tan sutilmente que sólo el destino puede entender lo que ha dicho,
lo que hará en un cuerpo sumido en la guerra eterna que se libra en su cabeza entre la realidad y lo onírico,
entre la realidad y lo que reconoce como su vida… la ilusión.
La esperanza de los sueños.
Sueños hechos realidad.

Y mientras tanto te miro porque aunque no te vea sé que estás ahí,
puedo sentirte,
escucho tu respiración pausada y profunda y tu olor…
tu olor.
Te estoy mirando,
fijamente
como si pudiera traspasar tu muro de desconfianza con mi seguridad,
con mi firme convicción de que tú sólo tienes miedo de querer tanto que vuelva a dolerte.
Y otra vez…
otra vez.

No podrás evitar que camine descalza por la arena mojada de tus pensamientos,
de noche,
porque a plena luz del día cualquiera podría ver un indicio en tu mirada,
¿verdad?
algo descifrable…
que pasea por la orilla del mar… bravo de tus sentimientos.
No podrás evitar los recuerdos,
ni debieras…
fue y es tu vida,
aquello que recuerdas lo viviste.

Entras con la luz anaranjada que cabe por mi ventana cubriéndote con las cortinas rojas esa impúdica mirada,
ese descaro que desgarra y pretende disimular tu penitente temor, vulnerable,
salvaguardar tu alma…

Duerme con la calma.
No podrás controlar quién juegue o no con la arena de tus playas o los poros de tu piel…
pero sólo será un sueño
y los sueños sueños son.
“Porque sueño yo no lo estoy…
Porque sueño, yo no estoy loco”

Duerme y descansa.
Con la Calma.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Tranciocho y medio.

Móntame.
En tu crucero tráncico.
Muéreme.
En el color de tus labios.

Escríbeme
Como escuchar tus manos.
Sílbame
Sin saber que te hablo.

Tempesta la fiebre
Mírame.
Contesta a una pregunta.
¿Soy yo el que se muere?

Arde.
Sólo por última vez.
Estalla.
Como si fuera ayer.

Mañana.
Fue corresponsal.
Hoy
Será habitual.

Bebida.
Sin fuego.
Hielo,
y sin embargo.

El tranzatlántico.
Vive por segundos.
El tiempo.
Muere de sobredosis.

sábado, 16 de agosto de 2008

Hechos de tí

Te he visto crecer dentro de mí,
ardiente y morena,
fingiendo una infinita falta de interés.
También vi cómo apuntalabas cada muro
que crecía de tus huesos hacia fuera
con un baile
de pequeñas manos sobre ellos.

Te veo y entra en tí
-con tu respiración- un aire
hecho
de millones de calles,
millones de soles.
Millones de esperas.
Un aire
que sale de tí hecho jirones
pedacitos
de todo lo que buscas y aún no has encontrado.

Te estoy viendo ante el espejo
y sé que quieres
cambiar tu cara y tu voz, tu vestuario.

Siempre he estado vigilando. Siempre
como la sombra que se mezcla con las sombras
he atendido todos tus caprichos
sabiendo bien adónde iba a conducirme todo ello.


Como agradecimiento a cuanto he aprendido
del hombre
mirándote
esto es todo lo que puedo devolverte en homenaje:
un cántico de tí
hecho en tu ausencia; vano fantasma

de sombra y luz.

jueves, 14 de agosto de 2008

Los paseos del alma

Con las gafas en la mano dio media vuelta y comenzó a bajar la calle.
Bastaba con encontrar una canción que la dejara escapar,
Poder tocar cualquier objeto sin relacionarlo… sin más.

Con un pañuelo en el cuello continuó andando,
Llevando encima su dolor por miedo a perderlo o abandonarlo
Pero cubriéndolo con su pañuelo por la vergüenza de tenerlo.
Vergüenza… y orgullo
Por mantenerlo
Por conservarlo intacto durante tanto tanto tiempo.

-Seguramente sea verdad que quien algo teme algo debe…
A mí me asusta descubrirte un día
Porque yo no te debo nada
Pero tú a mí al menos tres besos

Intensos. Con cafeína.
Y volveré a la rutina de no poder dormir tranquila
O volveré a encontrarte inquieto y preso entre los pliegues de mis sesos.
Preso… y sin más deuda que tres o cuatro besos.

Y llegó al final de la calle… desde donde salían otras tres.
Y a ver ahora que hay que hacer…

-Voy a quitarme las gafas… a ver si la miopía me salva de ver tu cara en todas partes.

sábado, 9 de agosto de 2008

¿Qué no/s ha pasado?

Se apagaron las luces de mi barrio al paso de tus penas.
Y quise pararlo, evitar la oscuridad que se cernía sobre tu risa burlona,
pero no pude,
no supe encontrar la manera
ni hallar el punto en el tiempo en que tus sueños y mis anhelos se dieran la mano de nuevo.

Se apagó la luz,
pero quedó una última farola alumbrando tu cara,
como siempre...
No te preocupes, veo en la oscuridad.
Te veré.
Siempre.
No te asustes,
yo no te salvaré igual que la otra vez.
Pero te veré.
Todo saldrá bien.

viernes, 18 de julio de 2008

Diez-y-siete

Sentimiento que ya padecío hacía poco tiempo. Desde dentro hacia afuera y desde fuera hacia adentro. Bloqueo de pensamiento y congelación de las lágrimas, que gritan de dolor por no conseguir salir. Estalactitas en el párpado que impiden mirar a otra parte. Gotas de agua, negra como las pupilas, que salpican a todo el rostro. Túneles largos y vacíos en los oídos a los que no llega el sonido. Cuevas desiertas en las que habitaron palabras de las que ahora solo queda el eco. Pilas, pilates y pilatos.

viernes, 11 de julio de 2008

AI

Inspiracion... expiracion.

miércoles, 9 de julio de 2008

Número IV

Y todo porque soy un feliz inconformista.

martes, 8 de julio de 2008

Número III

Me esquivó.

Y convenció a un dudoso inseguro de que había sido por cualquier otra cosa. La anarquía del silencio se instauró entre los dos, hasta que por la tarde traté de poner el Sol en el día y la Luna en la noche. Egoístamente, exigí cosas que no se deben, formulé preguntas que no se pueden responder, y comprometí la amistad que acababa de surgir.
Cuando llegué a casa me di cuenta de lo que había hecho, y escribí a la atención de la convocatoria de gracia pidiendo perdón por el ego malgastado. Y proponiendo un Laissez-faire que puede que no acabe como yo quisiera, lo prefiero a perder piedras preciosas por valor de un beso más. He intentado vivir con agujeros en los bolsillos y sólo he conseguido muerte y mentiras. No puedo cambiar.

Y ahora está ya todo perdido.

Número II

A partir de ese día todo se convirtió en pura tensión eléctrica. Aquellos movimientos sólo eran comparables a ella misma en todo el planeta, y me entró el pánico. Sabía que nunca podría estar lejos de esas caricias y me equivoqué al tratar de comprarla como asistenta de vuelo permanente. La había prometido no olvidar lo ocurrido. Nos aseguramos de que la siguiente jornada empezaría a la vez, pero todo salió mal. Por desgracia, la valiente enfermedad del tímido me impidió pagarla con la misma moneda desde por la mañana. Habría saltado a doscientos hunos por volver a sentir con los cinco. Y el día fue largo, muy largo, plagado de ojos azules, ojos marrones y suelos profundos. Al día siguiente, puede que un poco enamorado, traté de poner fin a la duda rompiendo el silencio que me perseguía desde hacía dos almohadas.

Número I

Mi mejilla saboreó la dulzura de unos besos que parecían caídos del mismísimo cielo. Mi piel escuchaba a esos labios que la recorrían, y preveía sus movimientos. La sinestesia me agudizó el tacto y un frasco de sentimientos pareció derramarse en el interior de mis venas. ¿Cómo era posible que esos labios fueran capaces de hacerme ver cuando cerraba los ojos? La hidratación elevada a la máxima potencia. Adivinó el camino hacia mi boca palpando el recorrido con pequeños saltos. Mi cuerpo se estremecía con cada impulso que daban esos carnosos trozos de panacea. Humedecí mis labios, asustados por lo que estaba ocurriendo en la mejilla, cerré los ojos y busqué el lugar de donde venía la respiración que notaba en mi pelo. Me fundí exhalando el suspiro que contenía la última dosis de aire de fuera del paraíso. Mis manos se unieron a su cabello y juguetearon con sus rizos mientras la respiración se hacía cada vez más lenta y los párpados parecían más pesados. Su lengua dibujaba figuras en mi boca, buscaba la salida y volvía a entrar de nuevo invitada por la mía. Sus labios comenzaron a separarse, haciendo primero ventosa en la comisura superior de mi boca , separándose después con el clásico trío de fin de beso, bis y tímida despedida.

domingo, 6 de julio de 2008

Ingravidez

Dar el salto al vacío... y no sentir la gravedad.
Vivir con gravedad... y sentir el vacío.

Hay preguntas que no deberian preguntarse porque son imposibles de responder. ¿Por que entonces tengo que hacerlas?

Estoy atado a mis palabras.

Y a mis oidos.

Y a mis labios.

Mis pies y manos solo quieren correr hacia un lugar.

Pero van ciegos.

Una y otra vez:

¿qué hice bien y qué hice mal?

Ojalá la cabeza sirviese solo para peinarse.

jueves, 19 de junio de 2008

Guárdate de los Idus

En una pared, a distancia de tacto, coleccionaba momentos. Porque él estaba hecho de todos ellos. Si desviaba la mirada se topaba consigo mismo, provocando un perverso remolino dentro de él. De tal forma que lo que hoy es existe gracias a piezas que se encajan y desencajan conforme pasan los días y los años. Y vive preguntándose cuál será la próxima pieza que se incorpore, y cual será la razón que haga a alguna de las que están abandonar el mosaico.

Para evitarlo a toda costa.

Sin embargo, los momentos pertenecen al pasado. Lo que ocurre en cada instante no son sino manipulaciones del destino hasta que se decida a archivarlos. Si así es, inicia la lectura de un misterioso libro que puede durar años. Unas veces es apasionante explorar más capítulos y otras lo abandonas a la mitad por ser difícil de entender.

Todos sabemos lo que es un libro. Mi consejo para tu vida es... que aprendas a leer... y también a ser leído.

martes, 20 de mayo de 2008

Sueño sin dormir, Alhambra.

Subida al tablao flamenco
se tornaron mis ojos negros,
piel azabache
alma gitana.
Y bailando mis recuerdos entre los volantes de la falda
hacían llorar al mantón negro que colgaba de mi cuello moreno,
de la utopía que unía mi cabeza al cuerpo.

Taconeaba sobre la madera hinchada de historias
cuando al volver la cabeza vi tu cara entre la gente,
tu mirada absorta.
Tu asombro...
que no comprendía.
Tu boca...
muda.

Subida al tablao flamenco
bailé tu agua y canté a tu risa en silencio,
con los volantes
con los recuerdos.
Y no podía creerlo,
no podía apartar la mirada...
¡ay si te perdía...!
No podía, si te miraba, bailar entre gitanas palmas.

Negro azabache, ojos de gata...
ya no escuchaban mis oídos ni aquel ritmo de guitarra,
sólo escuchaba gritar al alma
que fue el Destino quien te llevó a Granada.

miércoles, 14 de mayo de 2008

A solas con la luna enluquezco

En la solemnidad de un paseo a solas bajo las farolas antiguas
dejé escapar el suspiro contenido que le robé a un mendigo para aligerar su pesadumbre,
el quejido quebrado que había quedado atrapado entre las sombras de esa noche,
el maullido del gato negro que se cruzó en nuestro camino por los tejados viejos.

Y fue el silencio la respuesta,
fue el esperado regalo envuelto con la desesperación,
con la desazón como lazo opresor de un cuidado presente:
"para ti pequeña, con todo mi empeño;
tu cuarto menguante,
tu cuarto creciente… "
aquel cuidado presente…
la luna llena de ti.

No poder concentrase en un solo pensamiento,
perderse para encontrarse,
y sin cruzar ni una mirada sentir que la calle está tan llena de todo que no cabe ni una lágrima más en el suelo…

-Ríete niña, que el aire sostiene tus sonidos y aguanta tus sueños,
que si no hay lugar en el suelo no puedes llorar,
pero siempre que rías él te va a escuchar.

Sentada en Portugalete y sin nadie por la calle
comencé a tratar con la luna,
a escuchar sus miserias,
a celebrar su dulce condena
de cruzarse con el sol todos los días del año…
ay…
de cruzarse con el sol sin poder dormir en sus brazos.
Y en ese banco,
y en esa madrugada,
quise dormir a los miedos que flotan en agua salada
y que percuten alrededor en una danza sagrada que cada cual vive a su modo.
Y en ese banco,
aquella madrugada
solemne
sola
soñé despierta con un simple descuido,
con un encuentro fortuito,
con tu aliento en mi cuello...
con un mundo más bonito.

lunes, 12 de mayo de 2008

Desconocimiento de causa. Me ahogo en un vaso de agua.

Soy un compendio de tus noches perdidas, de tu falta de sueño y de largas madrugadas fantaseando a oscuras.
Soy el estruendo en tus oídos y el silencio de tu pensamiento perdido.
El eco de mi voz llamándote a ciegas se mezcla con el escándalo de mi risa en tu cabeza cuando menos te lo esperas.
Y lo buscas,
lo encuentras,
lo pierdes.
Y vuelves a recordar… lo tienes.
Lo tienes.

Soy la tenue luz que no sirve para leer, pero que tú pusiste en tu habitación para alumbrar la intimidad de tus solsticios, cuando apenas te mueves creando en tu letargo mi noche más larga en invierno y mi día más largo en verano, y mientras yo te espero…
te espero en el embarcadero de las horas muertas mejor aprovechadas.
Soy la mirada impúdica que al reflejarse en tus pupilas me sonroja de pies a cabeza,
los ojos de niña que enredan tu pelo de lejos para atar mis manos ante la opción de perderme…
Soy lo más opuesto, y aún así guardamos parecidos,
los más parecidos.
Estamos perdidos.
Y tú eres.

Soy el reloj parado de tus años,
el tiempo que no pasa para tu mente perenne,
la bala en la recámara
y tus canciones mal cantadas.
Soy el desastre que intenta poner orden en medio del caos, en medio de un cielo negro antes de que se apaguen sus estrellas.
Y fugaces o no… estrellas al fin y al cabo.
Soy el desastre que pone orden a los momentos comunes,
un galimatías de reducido tamaño que se hace manejable.
Y con el tiempo
y con el conocimiento
cada debacle encuentra su posicionamiento,
su lugar en un espacio tan sereno como los silencios llenos de los que hace gala cada vuelta a casa.

Sin la cabeza gacha, siempre mirando hacia adelante,
descolocando lo correcto a fuerza de señales y de besos,
de gritos inquebrantables,
de voces rotas ante las palabras fuertes.

Soy lo que soy sin remedio y por fortuna,
soy lo que ves,
lo que te asusta.
Lo mismo que te salva y te acompaña adonde quiera que vas
dejando el mismo espacio que exige la libertad.
Espacio infinito entre dos manos pegadas,
y sigo siendo.
Y soy el koala en tu espalda,
tu calor,
tu manta,
la contradicción más grande jamás creada;
el témpano de hielo que se funde entre tus brazos,
que deja gotas frías,
que sacia la sed del hombre más cansado.

Soy el mar de mi naufragio,
yo...
soy mi propio vaso,
el agua que rebosa y precipita en los misterios ya secos.

Soy el mar… en calma
de las playas más templadas.
Ni frio ni calor.
Tú eres. Soy.

jueves, 8 de mayo de 2008

Un día... mágico

Aprobar el teórico, salir por la noche a celebrarlo, que tu amigo se declare a una amiga y que la respuesta sea negativa.

Vuelta a casa, pero el sentimiento de decepción ahí sigue. Cojo papel, boli y la guitarra acústica. Entonces a las 06:30 de la mañana comienza a dictarme los flashes que tiene ahora mismo en la mente y los voy anotando. Las palabras suenan desgarradas, con tristeza, con...

Con blues.

Tocar blues en la calle con tu amigo de madrugada sintiendolo más que nunca, cantando con las lágrimas en los labios.

Gritar y que te importe lo más mínimo cualquier vecino que pueda despertarse.

Controlar tú tu vida y no dejarte llevar por las circunstancias. Un momento que hubiera pasado a su historia como un día trágico se convirtió en algo memorable.

Y al día siguiente, las penas flotaban en el aire. Y ya no había nada que temer.

domingo, 4 de mayo de 2008

Reservado

Cuando dije que sería complicado me refería exactamente a eso,
ni más ni menos complejo que lo más arduo que me habría imaginado en aquel momento.
Pero no me hacía una idea cercana,
aproximada… hasta que mi entendimiento también se vio vulnerado
y se cayó de la mesa en la que estábamos cenando.

El mismo impulso araña una y otra vez los labios y la cabeza,
y cuando de tanto tragarlo te rasga la garganta,
el vino que bebes para aliviarlo no hace sino teñir de rojo hasta los ojos…
llorosos…
... los ojos.

-Ahora vengo, no tardo.
-Tranquila, a mí no me pasa lo mismo que a ti cuando te quedas sola. Te espero.

Me levanté serenamente,
y dejando la servilleta sobre el mantel caminé hacia el baño con la esperanza de que al verme la espalda fueras capaz de recordar el dibujo exacto que hacían mis lunares.
Te dejé solo,
pensando en si todavía tendría las uñas de los pies pintadas del mismo color o si por las noches aún bailaba tangos con tu sombra cuando terminaba de contar.
Eso yo no lo sabría,
pero volví a la mesa,
cogí mi servilleta
y devoré sin miramientos el postre de incertidumbre con arándanos y chocolate
al no saber descifrar en tu mirada si el postre se alargaría hasta el alba
a base de besos con sabor a mermelada
o me quedaría sola a las 3 de la mañana.

No sabía leer las contradicciones,
no sabía quién pagaría la cuenta.

Sólo derramé el vino de tu copa sin querer…
para dejar marca en tu ropa.
Sólo estaban mis impulsos
y los tuyos,
y al no saber cuándo encontrarse
reservaron mesa para el día siguiente.

Habría luna llena
y olerían como siempre.

martes, 29 de abril de 2008

Déjà vu, je vois, j'ai vu

Hasta que no tuve el privilegio
de oírtelo decir a gritos
creía firmemente no saber lo que pasaba,
igual que los clientes de las mesas de al lado,
del fondo
y los de, puede, dos o tres países extranjeros.


Pero una vez pasada la tormenta
tuve la puntiaguda sensación en el estómago
de que ésta escena llevaba meses
repitiéndose sin que yo me diera cuenta,
como no es uno consciente del aire que respira
hasta que alguien llega y se lo cambia.


Qué le voy a hacer,
éstas cosas son así gran parte de las veces.

Me paro a verlo, rebobino,
vuelvo a verlo
y aunque me sepa los diálogos,
me río de los chistes.

jueves, 24 de abril de 2008

En la habitación del revelado

Tengo tu foto cerca para poder tocarte la cara y ponerme a contar siempre que quiera.
Son tantas...
y yo tengo tantas ganas...
La tengo cerca para poder olerte sin que te des cuenta,
para pararme en los semáforos cuando se ponen más rojos que el corazón que guardo en mi puño.

Y te beso.
Te beso de lejos porque no te tengo.
Pero lo hago.
Lo hago porque aún quiero hacerlo.

Tengo otra foto al lado para ponerte esa cara cuando me mires,
para que caigas,
no me soportas la mirada…
Es una foto ilusa… siempre mira al mismo sitio... y por eso puedo poner esa cara tantas veces como quiera.
Guardo tu caligrafía,
tan parecida a la mía… para poder ver recuerdos escritos en una mesa o en la luna del coche… que esta noche brilla de una forma diferente… tan blanca y tal alta…
Tengo tus fotos porque en papel no te puedes tapar las orejas,
porque en papel nunca te vas ni te despides,
sólo te quedas ahí…
permances...
mientras te miro a los ojos sin que me veas.
Y aunque no puedas oírme yo te hablo,
muy bajito,
al oído para que no se escapen las palabras y puedas entenderme.

Y te beso.
Te beso de lejos.
Beso tu recuerdo mientras espero.
Y puede que deje de esperar.
Y quizá te siga besando igual.
Hay besos que uno no puede controlar, y yo tengo tu foto cerca, para poder cantarte mal y equivocarme, para guardarte los silencios mientras pienso de vuelta a casa.
De vuelta de todo... de vuelta de nada.

Y aunque tú no lo sepas…
Yo te beso.
Te beso de lejos porque no te tengo…
Te beso en silencio porque aún lo siento.

martes, 22 de abril de 2008

La escalera de los mil peldaños

- No importa. ¿Estás bien?

- No.

- ¿Qué te pasa?

- Estoy pensando en dejarlo todo.

- No jodas…

- Sí.

- Antes de preguntar por qué tengo que decirte algo: me dolería mucho que te fueses. Puede que tengas razones, pero yo en esta ciudad me siento a gusto gracias a gente como tú.

- No me veo capaz.

- ¿Y qué? Esa es la visión que tienes ahora, pero inténtalo más tarde, por favor. Esta vida que vives es un sueño…

- No puedo seguir así. Quiero estar bien, y lo demás no importa. La verdad es que no quiero hablar de ello.

- De acuerdo. Pero algún día me tendrás que explicar todo. Últimamente te veo mal con mucha frecuencia.

- Te lo diré cuando todo esté bien.

- Hoy cuando te vi, estabas llorando, ¿no?

- Sí.

- Pues te juro… te juro que hoy… habría estado abrazándote durante una hora. Pero me eché atrás cuando se acercaron a ti dos amigas. Pensé que tres personas serían demasiadas personas. Pensé que podía tratarse de la muerte de algún familiar, pero preguntar acerca de un hecho del que te acabas de enterar es retroceder y volver a pisar la misma mierda de nuevo. Pensé simplemente en preguntarte qué te pasaba, pero me pareció una pregunta tan larga de contestar, que metí mis manos en los bolsillos y me fui.

- Bueno…

- Pero tú no tienes que pensar nada. Si estabas nadando en el mar y te cansaste, ponte en plancha y déjate llevar. En esos momentos no tienes que mirarte a ti y a tu desgracia, sino a tu alrededor. Observar, y recapacitar: ¿Qué tengo? ¿Soy feliz?

- Ya…

- Llevo todo el día inquieto, triste. Pensando en por qué llorabas esta vez. Pero comprendo que mi preocupación pueda resultar asfixiante. Por eso, si alguna vez actúo torpemente, perdóname. Se deberá sólo al desconocimiento de la causa real.

- No hay nada que perdonar, lo sabes. Todo esto va mucho más allá…

- ¿Cuántos besos te han dado hoy? Espera, no contestes, seguro que más que a mí. ¿Cuánta gente ha venido a dártelos? ¿A cuántos se los has pedido? Piensa en ello y no te apagues, porque tu llama comparte mecha con mi llama, y si tú te vas, sólo quedará una triste vida que quemar en soledad. Todo el mundo es feliz a tu lado. Contagias felicidad. Mi buen año en la empresa quizás se deba a ti y al buen humor que has mantenido durante tanto tiempo.

- Me alegro, de verdad, pero no puedes acompañarme cada vez que yo…

- Ya, no puedo pero así ocurre. No te estoy chantajeando. No te obligo a que seas la de antes para que yo también pueda serlo. Por favor, sonríe aunque no tengas motivos. Sonríe por que nada pueda ser peor. Pero no pierdas esa sonrisa que te alimenta. Que nos alimenta a los que estamos a tu alrededor. Y ahora que me acuerdo, ¿tú no deberías estar de viaje?

- Sí, pero como ya te he dicho, lo he abandonado todo.

- ¡Pues no! ¿Qué haces que no luchas por tu propio bienestar? Lo más importante para ti eres tú. ¿Y sabes quién más? Tú. Llama a los chicos, hazte una cura de amigos. Queda con ellos. Han estado ahí siempre. Proponles cambiar el plan. En lugar de salir a tomar unos vinos, busca algo más interesante. Encuentra esa sensación que tenías cuando estabas rodeada de tus amigos, de tu gente importante, esa sensación que te transportaba a otra dimensión, a la que has llegado sin intercambiar palabra alguna con esas personas. Una habitación, tu gente, el silencio.

- Suena un poco raro, ¿no crees?

- Si, pero ¿a que te gustaría sentirlo de nuevo?

- No sé…

- Quiérete y piensa en lo que tienes. Muy mal tienes que estar para decir que tu situación ahora es una mierda. El trabajo te va mejor que nunca, estás de vacaciones, tus amigos arreglaron las suyas para iros de viaje todos juntos. Tienes los mismos amigos de siempre, e incluso más. Has madurado. Las huellas que has dejado en el camino no importan, no importa cómo has llegado hasta aquí. Sólo piensa que todo ocurre por una razón, y aunque me cueste creer que los problemas ayudan, es cierto. En realidad los problemas no ayudan, joden más que ninguno. Pero la manera de superarlos es lo que te hace crecer.

- Tocada y hundida jejeje.

- Repito: quiérete, vales mucho. Aparte de ser una mujer guapísima, contagias la felicidad con el movimiento de un solo músculo de tu cuerpo. El más leve parpadeo, la mirada retenida durante el tiempo preciso. No conozco a nadie que sepa hacer todas esas cosas tan bien como tú. El mundo está harto de cenizos, y las personas necesitan que se les recuerde de vez en cuando por qué están aquí. Recibir un motivo por el que levantarse por la mañana. Fuerza para superar los problemas. Y tú eres la pieza más importante de la cadena. Eres vital para muchísima gente. ¿O hace falta que te mencione el nombre de…?

- Sí, ya sé quién es.

- ¿Sabes? Cuando alguien se tropieza, el cerebro analiza durante un instante el material sobre el que el cuerpo va a caer para preparar la defensa. Tu cerebro en cambio, no se acuerda de que nunca tendrá que hacerlo, porque nunca te dejaremos tocar el suelo. Tienes a un batallón de gente pendiente de si has dormido bien, de si has comido, de lo que sea. Eso no es invento de los demás, sino tuyo. El cariño que diste se te devuelve con creces, las personas agradecen con todas sus fuerzas el poder estar junto a alguien como tú. Tienes suerte de ser así, de tener gente que te quiera, tener quien te pregunte cada día ¿qué tal estás hoy? Es muy raro encontrarse gente como tú que lo dé todo, y la especie humana tendemos a conservaros con recelo.

- Ah, bien, ¿ahora me llamas marciana? Jajaja

- Jajaja si, eres una marciana de antenas verdes y un don. No lo pierdas por muy grande que sea la montaña de problemas. Tu don es la sonrisa. Esa sonrisa que conquista a las personas. Esa gente es tu don. ¿Y sabes? Mucha gente nos dimos cuenta.

- ¿Y por qué crees que pasa eso con mi sonrisa?

- Por ejemplo, es estúpido, pero cada vez que pronuncio tu nombre en voz baja casi a punto de dormirme me escuecen la nariz y los ojos, y pienso ¿cómo he podido tener tanta suerte? ¿Hacía cuánto no encontraba este tipo de gente por el mundo? El otro día vino a cenar una buena amiga y vio tu foto en el salón. Me preguntó por ti, y dijo algo que me sorprendió, porque fue lo mismo que pensé el primer día que te vi: “esa chica es mágica”.

- Muchas gracias por todo lo que me has dicho, pero ya es suficiente. Me voy.

- ¿Cómo? ¿A dónde?

- A prepararme.

- ¿¿Qué?? ¿¿Prepararte para qué??

- Prepararme para volver a ser esa chica de la que has estado hablando. Puede que tarde semanas, tal vez meses…

- Pero… qué vas a…

- Voy a hacer el mayor truco de magia jamás visto.

- Por favor…

lunes, 21 de abril de 2008

Presos de Morfeo

No podía ver nada más allá de sus sueños, nada que no fuera su desbordante imaginación topándose con sus párpados cerrados, tan oscuros por dentro… tan sumamente blancos por fuera.
No podía ver nada físicamente pero sentía bullir dentro de ella algo inmenso.
No podía ver nada… pero sí que podía oler, y ese olor era inconfundible, Su olor, su tormento. Podía sentir, podían estremecerse sus entrañas cada vez que Su mano o Su aliento se acercaban a su nívea piel.
Podía percibir los movimientos, Su sombra inquieta delante de una pequeña lámpara.
Siempre pensó que esa luz tenue les daría la suficiente intimidad como para verse por dentro sin ruborizar sus sentimientos.

-Hoy quiero verte un poco más cerca… un día me contaste como se mezclaban al girar los dos colores de tu peonza cuando eras pequeño, lo orgulloso que te sentías del color que habías conseguido. Pintabas tu infancia dando vueltas. Sigue hablando, y pinta mi veintena dándome la mano.

Él estaba sentado al lado del sofá donde siempre se quedaba dormida ella entre mantas, pañuelos y libros a medias. Quería ser el poeta de sus versos, escribirle cartas en su blanca espalda, contar lunares como un lunático… una y otra vez… el número variaba, igual que el ritmo de su respiración.
Sólo la contemplaba dormir. No quería hacer nada más en ese momento. Cómo algo tan simple podía mantenerle tan sumamente ocupado era una de esas sensaciones que uno no quiere olvidar. Como cuando puedes pasar horas tocando el pelo y la cara de otra persona con la ilusión de la primera vez y la precisión de la última…
Sólo la contemplaba…
mientras ella salía del sueño poco a poco, mezclando todavía el olor real de él con los recovecos explorables de lo onírico.
No abrió los ojos.
Podía sentirle justo al lado, y aunque no le veía, pensó que durante el pequeño rato más largo del mundo dejaría que la mirara… tanto tanto que soñara sus sueños y pudiera entender lo que bullía por dentro.
Era algo inmenso.

domingo, 20 de abril de 2008

Una llamada

¿perdida?

viernes, 18 de abril de 2008

Redención

No puedo sentir... bajo mi mano fría
sólo está tu espalda imaginada,
mi guitarra,
y el arma blanca de tu palabra
escrita en una última carta.

No quiero sentir, bajo mi mano fría,
la forma de tu cara y tener que pensar
que ya no me darás nada
que no puedo esperar nada
que no debo querer nada... más.

Y bajo mi mano tiemblan de frío los anhelos,
se han congelado los sueños hasta próximo aviso,
y tengo que guardar mis besos en un cajón...
esperar sin esperanza...

Mírame a la cara
¡Mírame!
...ábrelo...
Yo...
sólo quiero abrir ese cajón...
¡Y escucharte decirlo alto!
"Perdón"

miércoles, 16 de abril de 2008

Young Lust

Lo último de ayer
es lo primero de hoy.
Lo primero de ayer
es lo último de hoy.

Cansancio, realidad, placer.
Al abrir los ojos y encontrarte
con que practicamente
has vuelto a nacer
al lado de un arbol
que tu mismo plantaste ayer.

Adiós, ¿es esto lo que necesitas?

Aún no me ha quedado claro.

Metales nobles

Qué puro tu amor sobre la mesa,
como un ídolo rojo
tibio y firme entre mis manos.

Qué oscura tu voz entre las rocas
cuando a ráfagas de luna
me hablas desmayada.

Qué felicidad de ser dos vagabundos
sin tener que darse citas previas,
sin saber leer los mapas
ni doblarlos.


Y lo inhóspita que es a veces la memoria
cuando tiene que olvidar las cosas por las malas.